Economía, trabajo y producción

Trayectorias laborales y educativas inestables

La investigación está interesada en caracterizar los caminos recorridos por mujeres jóvenes de zonas rurales y analizar las significaciones que ellas construyen acerca de su formación y empleo. Se han podido identificar algunas tipologías de trayectorias, a partir del reforzamiento que se produce entre ambos caminos igualmente inestables.

Publicada el 22 DE MARZO 2011

¿Cuáles son las características de la formación e inserción productiva de las jóvenes rurales y qué tipo de relación existe entre ambas? ¿Cómo es el contexto socioeconómico en el cual se desarrollan las trayectorias laborales y educativas de estas jóvenes? y ¿Cuáles son las estructuras de significado que ellas construyen acerca de su formación educativa e inserción laboral? Estas son las preguntas que guían el estudio.

Para responder a estas preguntas, las cuales guían el estudio, es central el análisis de los vínculos entre educación, trabajo, juventud, género y ruralidad en el funcionamiento de un mercado de trabajo concreto: la vitivinicultura mendocina desde la década pasada.

El planteo teórico hace hincapié en la perspectiva constructivista desde la cual se propone un análisis relacional que intenta alejarse de los postulados que enfatizan en la responsabilidad individual de los sujetos en su trayectoria de vida. De esta manera, se pretende abordar la realidad social para comprender y explicar las diferentes prácticas que se desarrollan en ella, considerando en un mismo movimiento los contextos socioeconómicos en los cuales se desarrollan las trayectorias de las jóvenes y sus percepciones sobre el empleo y la formación.

El objetivo general que orientó la investigación fue analizar la relación entre trayectorias laborales y educativas de las jóvenes rurales. Para esto, se propusieron tres objetivos específicos: en primer lugar describir y analizar las características de la formación educativa y de la inserción productiva de las jóvenes rurales, y la vinculación entre ambas. En segundo lugar precisar el contexto socioeconómico en el cual se desarrollan las trayectorias laborales  y educativas de las jóvenes rurales. Y finalmente analizar las estructuras de significado de las jóvenes rurales acerca de su formación educativa e inserción productiva. 

Historias de vida

Para llevar a cabo la investigación se desarrollaron entrevistas en profundidad e historias de vida, en el marco de un paradigma interpretativo. Debido al carácter cualitativo de la investigación, se siguieron criterios orientadores o “anticipaciones de sentido”.

La selección de las entrevistadas se realizó utilizando el denominado muestreo teórico, es decir, la cantidad de informantes está dada por la “saturación” de las categorías de análisis. El trabajo, al llegar al número de 14 entrevistas, considera haber logrado esa saturación teórica.

A los fines de la investigación, se consideraron jóvenes las mujeres cuyas edades oscilaban entre los 15 y los 27 años de edad al momento de realizar la entrevista. En este marco, se entrevistó a 14 mujeres de Fray Luis Beltrán (departamento de Maipú) con edades que oscilan entre los 16 y los 27 años. Todas ellas han tenido en algún momento de sus trayectorias laborales algún empleo vinculado al espacio rural, ya sea en pequeños comercios, bodegas, viñedos o chacras de la zona.

Un análisis inicial

A lo largo de la investigación pueden diferenciarse dos ejes: el referido a las trayectorias educativas y el que concierne a las trayectorias laborales de las jóvenes, los cuales están íntimamente relacionados.

En el primero de ellos se incluyen todas las características vinculadas a la educación formal y no formal que han recibido las jóvenes en su ruta de vida. Se pueden ver aquí tres grandes grupos: quienes abandonaron el sistema educativo, quienes abandonaron pero luego retomaron, y quienes nunca abandonaron. Aunque se pueden diferenciar dos grupos de jóvenes, quienes se refieren sólo a la finalización de estudios secundarios y/o a la realización de cursos de formación laboral y quienes lo hacen con miras a la profesionalización, en conjunto desean continuar estudiando.

El motivo es que coinciden en hacer énfasis en la educación como motor de la movilidad social ascendente, como una herramienta que puede permitirles posicionarse mejor en el espacio social. Esto se lograría de manera personal ya que coinciden en afirmar el carácter personal de la inserción laboral, la cual dependería de la preparación profesional y la decisión individual. Es decir, aunque existan obstáculos sociales como ingresos insuficientes, necesidad de ingresar al mercado laboral, realizar trabajos de tipo familiar, condicionantes de género, lejanía respecto a los centros de estudio, en la trayectoria educativa de cada una de las entrevistadas, estos obstáculos son reducidos, en muchos casos, al ámbito de lo individual.

La formación que han recibido estas jóvenes, tanto formal como no formal, no siempre ha estado vinculada con el trabajo que realizan o han realizado a lo largo de sus trayectorias.  En lo que respecta a la modalidad de la formación recibida en el empleo, se puede decir que de acuerdo a la calidad del empleo por el cual han pasado ha sido la forma en que han adquirido esa formación. Quienes han trabajado en la chacra o en el comercio han recibido una capacitación basada en el ejemplo o la demostración. En cambio, quienes han trabajado en puestos de mayor jerarquía o con mejores condiciones laborales, han sido capacitadas además con cursos a cargo de los establecimientos en los que trabajan.

El segundo eje de análisis está centrado en las trayectorias laborales de las jóvenes. En general se puede afirmar que las mujeres han comenzado a trabajar en edades tempranas. Quienes lo hicieron en empleos ligados a la agricultura comenzaron a trabajar antes que quienes se iniciaron en el sector de servicios. La inserción laboral  está motivada por: estrategias laborales familiares, es decir, las jóvenes comienzan a trabajar acompañando al resto de la familia, ya sea por un pedido implícito o explícito por parte de ésta; y por deseo y/o necesidad de independencia económica.

Es relevante señalar que la mayoría de los empleos de estas jóvenes ha sido de corta duración, desde unos meses a un par de años. Esta característica está vinculada a la baja calidad de los empleos que ellas han obtenido, ya que han sido en general trabajos estacionales o temporarios, ligados en su mayoría a la agroindustria. Pero también esta corta duración de los empleos se relaciona con una búsqueda, por parte de estas jóvenes, de un trabajo significativo e idealizado por ellas.

Las actividades realizadas en los distintos trabajos se vinculan, entre otras cosas, con la edad de las jóvenes al momento de realizar el trabajo y con el género. Con la edad, porque al iniciarse tempranamente en el mercado de trabajo no estaban preparadas físicamente para realizar algunos labores, por lo que en general hacían las tareas denominadas livianas, aunque a lo largo de sus trayectorias esas actividades se han ido tornando más complejas. Y con el género, porque se han reservado para ellas las tareas más minuciosas y delicadas.

En cuanto a las condiciones laborales, se observan elementos que sugieren altos niveles de precariedad en los empleos realizados: empleo sin registrar y por tanto nula protección social, bajos salarios para amplias jornadas laborales y relaciones laborales autoritarias, entre otras cosas. Como se ha podido observar, la mayor parte de los empleos de las jóvenes han sido y continúan siendo de tipo estacional, es decir, trabajan sólo en algunos momentos del año. En general, hay dos elementos que le dan temporalidad o estacionalidad a los empleos: por un lado, al ser muchos de ellos trabajos rurales están determinados por el ciclo agrícola, lo que hace que se requiera la mayor parte de la mano de obra sólo en momentos puntuales del año (siembra y cosecha); por otro lado, pero sin estar desvinculado con lo anterior, el mercado laboral al que acceden estas jóvenes está atravesado por la precariedad.

Es significativo que entre los distintos empleos que han realizado hay una mayor preferencia por los trabajos que se encuentran ligados al sector de los servicios, porque parecen brindar cierto capital simbólico, cuestión que no aportarían los empleos ligados a la agricultura.

En lo que concierne a las dificultades para conseguir un empleo, las jóvenes señalan diversos elementos que no tienden a responsabilizar al mercado laboral, sino que enfatizan en características como la edad y el acceso dificultoso al transporte público.

En lo que respecta a los condicionantes de género, se puede decir que no sólo están presentes en el mercado laboral sino que los encontramos en los diversos ámbitos en los cuales se desempeñan las jóvenes. Es el seno familiar el primer espacio de su reproducción al ser trasladados a las hijas mujeres a través de distintos medios: la obligatoriedad de la realización de actividades domésticas, la reserva exclusiva para ellas al cuidado de los hijos, la restricción en la realización de ciertas actividades laborales, entre otros.  Es decir, se observa al modelo de la doble presencia en pleno funcionamiento: las jóvenes realizan las tareas domésticas paralelamente al resto de sus actividades.

En relación con esto, entre quienes aún viven con su familia de origen el proyecto de conformación de una familia nuclear está presente, pero hay una tendencia a la postergación del mismo. Mientras que algunas de las mujeres que están realizando o han realizado una carrera universitaria, tienen trabajos estables, con posibilidades de ascenso, y han logrado cierta independencia económica, postergan aún más este proyecto.

Se puede afirmar que estas rutas de vida de ningún modo son lineales, sino que son heterogéneas, presentan rupturas y discontinuidades. Tampoco son completamente individuales, es decir, si bien son caminos seguidos por los sujetos, ellos están constreñidos y posibilitados por el espacio social en el que cual están insertos.

Entonces a la adquisición diferenciada de capital cultural, que condiciona la inserción en el mercado de trabajo, se suma el hecho de que las condiciones de esta inserción dependen de la disponibilidad de puestos de trabajo, de la devaluación de las credenciales educativas y de la calidad de los puestos en cuanto a precarización y remuneración (Martín, 2001). A esto se le agregan los condicionantes de género, que no sólo limitan la entrada al mercado de trabajo sino también su permanencia.

Sugerencias para la formulación e implementación de políticas públicas

En general, se recomienda considerar la elaboración y puesta en práctica de políticas públicas que aborden de manera paralela y articulada la problemática laboral y educacional de las jóvenes. Esto sin olvidar la necesidad de incorporar a las mismas una perspectiva de género que desnaturalice la construcción de los roles sociales, y una mirada sobre lo rural como espacio social definido en sus particularidades y no como lo contrapuesto a lo urbano. Específicamente, se sugiere lo siguiente:

Es primordial la presencia del Estado municipal y provincial en el diseño y puesta en práctica de las políticas públicas. El mismo debería poder articular sus propuestas, internamente, con sus distintos niveles y áreas de gobierno. Y hacia afuera con la comunidad, la universidad y los diversos agentes empresariales que participan en la localidad.

Bibliografía

Bourdieu, P., (1997), Razones Prácticas. Sobre la teoría de la acción, Editorial Anagrama, Barcelona.

Martín, M., (2001), Reproducción social: Juventud, educación y trabajo en la provincia de Mendoza, 5° Congreso Nacional de Estudios del Trabajo 1-2-3 de agosto de 2001, ASET, Buenos Aires.

Vasilachis, I., (1992), Métodos cualitativos I. Los problemas teórico-epistemológicos, Centro editor de América Latina, Buenos Aires.

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Cómo citar este artículo

D'Angelo, Lucía Florencia (22 de marzo 2011) "Trayectorias laborales y educativas inestables ".
Publicado en la Plataforma de información para políticas públicas de la Universidad Nacional de Cuyo.
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Fecha de consulta: 19/03/2024

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