ENTREVISTAS // Educación

“Necesitamos una tecnocracia que tenga vocación por lo público”

Es Investigador principal del CONICET, Profesor titular por concurso en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Se ha desempeñado como docente e investigador en diversas universidades y centros de investigación de Colombia, México, Francia y Argentina. Ha sido consultor de UNICEF/Argentina y del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación/UNESCO para América latina.

En su paso por Mendoza, con motivo de la realización de las Primeras Jornadas de Sociología, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales; dialogó con el Área de Políticas Públicas sobre la importancia de la participación de la Universidad en el diseño y ejecución de políticas públicas educativas.

- ¿Cómo puede contribuir la Universidad pública en el diseño de políticas públicas?

Creo que hoy en día desde ejecutar hasta evaluar cualquier intervención pública requiere de un componente técnico. Necesitamos de recursos humanos calificados en distintas dimensiones de la formulación de una política pública. Sabemos que formular una política significa definir reglas y orientar recursos, y esto requiere cada vez más de competencias, de una tecnocracia, una dimensión técnica de la política que no anula otras dimensiones. La Universidad no forma a la clase política sino a los especialistas en gestión pública. Esta es una tarea muy importante en las Universidades públicas, yo creo que necesitamos una tecnocracia que tenga vocación por lo público. Gestionar el Estado no es gestionar una empresa privada.

- ¿Cómo pueden contribuir los especialistas en educación en el diseño y ejecución de políticas públicas educativas?

Por ejemplo, en una forma muy concreta. Si usted va a intervenir sobre algo necesita conocer. Por ejemplo, si nos preocupa el fenómeno del abandono escolar, bueno primero hay que cuantificar el fenómeno, ver cómo se manifiesta, dónde es más o menos frecuente, hay que cuantificar el problema. Esto requiere de un conocimiento experto. Las Universidades pueden proveer este conocimiento, incluso pueden haber contratos entre el Estado y las Instituciones de Investigación.  O el Estado, muchas veces genera, sus propias instancias de diagnóstico, a través del Ministerio de Educación de la Nación.

En muchos casos el Estado subcontrata o licita estos proyectos. Por ejemplo tiene datos de los censos, datos de la evaluación de calidad de la educación y para el análisis de los datos, invitan a instituciones académicas, nacionales, públicas, privadas que subcontratan para producir este insumo que es fundamental para la toma de decisiones. Esto lleva a plantear el tema del diálogo, en las dificultades y malentendidos que existen muchas veces entre los políticos, que son los que toman las decisiones, y los técnicos, que son los que elaboran los informes.

Por otro lado, el tiempo de la política es distinto al tiempo de la ciencia. El político trabaja sobre la coyuntura mientras que la ciencia necesita de al menos un año para las investigaciones. Los tiempos de la política no son los mismos que los tiempos de la ciencia. Son dos roles distintos. Está muy estudiado este tema de la burocracia y los políticos, en qué medida muchas veces el trabajo de la complejidad técnica que tienen los problemas hace que el dominio sobre las fuentes que tienen los especialistas les da un poder, y que muchas veces se hace sentir sobre los políticos.

-    ¿Cuál es el desafío de la Universidad Pública para llegar a contribuir con este conocimiento científico?

La Universidad tiene la responsabilidad de formar recursos humanos altamente calificados pero que al mismo tiempo estén convencidos que necesitamos construir una sociedad más justa. Necesitamos personas que tengan valores, que compartan este ideal de una sociedad más justa y además sean competentes. Hay que entender por qué se producen las injusticias y tener estrategias políticas para abordarlas. La crítica debe llevar a la acción, por lo que la Universidad debe inculcar esta actitud tecnocrítica.