Llueve en Caracas. Llueve desde hace una semana y el pronóstico del tiempo no les da respiro a los habitantes de esta desigual, colorida y sofocante ciudad, porque para los próximos días el tiempo se empecina en seguir igual por una serie de caprichosos temporales de huracanes que se han asentado en todo el Caribe. A esta ciudad ha llegado ayer Francisco Pérez para cerrar una misión comercial que ya había iniciado el último fin de semana en Colombia una veintena de empresarios de la fundación ProMendoza, ávidos por cerrar acuerdos y negocios con un país al que le falta de todo y le sobra petróleo, nada más y nada menos.

El ingreso de la Venezuela de Hugo Chávez al Mercosur animó a los mendocinos a aprovechar el fuerte impulso que se la ha dado a este país desde lo político para explorarlo en otro sentido. Todo es buena onda en los foros que se dispersan en algunos de los lobbies que tiene el hotel Gran Meliá de Caracas: los empresarios mendocinos sonríen, los funcionarios caribeños –en su gran mayoría de segundo y tercer nivel– que han llegado a recibirlos se desarman en loas para los mendocinos, más por reverenciarlos con la tierra de Kirchner, que por lo que ellos han llegado aquí a ofrecerles. El apoyo al régimen socialista –que viene de ser ratificado en las urnas por quienes han venido a recibir a los mendocinos– es mucho más marcado, fundamentalista y radical que aquel que se les conoce a los funcionarios argentinos cuando defienden el proyecto nacional y popular de Cristina Fernández. No hay oportunidad que se les pase para ratificar la lucha contra la derecha reaccionaria que se libra en todo Latinoamérica, en esos términos. Los negocios e intercambios discurren por los carriles pensados, pero hay que tener cuidado al cerrar los compromisos porque, al decir de uno de los integrantes de la misión que llegó de Colombia y que se encontró con Pérez, aquí en Caracas, para cobrar puede pasar mucho tiempo, producto de la asfixiante burocracia que nutre este tipo de convenios.

En Colombia, la situación parece haber sido distinta, con un panorama mucho más serio y garantizado que el que han encontrado aquí. Federico Magdalena y su hermano, que han llegado a Venezuela a ofrecer sus productos para la industria petrolera y el sector eléctrico, son una prueba del regocijo por las puertas que se les han abierto. Lo propio pasa por Mario Esal, del sector metalúrgico, o por Guillermo Sandes, de ICSA, o los representantes de Artrans, también parte de la misión. Todos se irán a Mendoza con algún contrato abierto para ampliar sus horizontes. Ahora bien, en lo estrictamente comercial, a los mendocinos no se les ha propuesto sólo comprarles lo que están ofreciendo. La apuesta es más fuerte e integral. Quieren aprovechar la sintonía política existente para que las pymes mendocinas, diversificadas, se integren a estructuras de cooperación con el sector privado de Venezuela con el fin de ayudarlas a crecer. Eso puede significar una oportunidad y también una apuesta con inversiones que, posiblemente, más de una de las firmas que llegaron no están dispuestas a ir por ese andarivel, pero se verá. Este país necesita recuperar la industria, la agricultura y toda su estructura de producción de alimentos. De ahí el interés por esta misión.

En Maracaibo, por ejemplo, se está desarrollando un pequeño laboratorio de cultivo de vides con el fin de lograr hacer vino en esa región del país. El perfil del embajador en Venezuela, Carlos Chepi –un hombre que viene de la conducción del INTA y del área agrícola– ha sido aprovechado por la gente de Chávez para obtener el aporte del instituto argentino para ir por ese camino y desarrollar la vitivinicultura a mediana escala. Pérez regresa hoy mismo a Mendoza porque no quiere perderse el encuentro político del peronismo en San Martín, en donde la reforma de la Constitución y la política dominará la reunión. Pero vuelve con una media primicia que le dio aquí la viceministra de Relaciones Exteriores, Verónica Guerrero: Chávez propondrá que en la próxima reunión del Mercosur se sumen los sectores empresarios a realizar su cumbre paralela, en sintonía con la de los presidentes, hecho que festejaron los representantes de las firmas mendocinas que han llegado hasta aquí.