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Tunuyán potenciará el cultivo de soja para biocombustibles

Los Andes - Sábado 11 de agosto de 2012

Los cultivos se regarán con aguas cloacales debido a que una investigación comprobó que así se incrementa considerablemente la cosecha por hectárea. Las claves.

Estudios realizados en Tunuyán demostraron que la plantación de ciertos cultivos para producir biocombustibles llegaban hasta a duplicar su producción si eran regados con aguas cloacales. Ahora la experiencia se llevará a cabo con un sembradío de soja en el ingreso al departamento, donde se ubican las piletas de Aysam.

La comuna se entusiasma con la posibilidad de dar un destino útil a sus aguas residuales urbanas y de ahorrar en un futuro con la utilización del biodiésel en las maquinarias y transportes municipales.

Será la tercera etapa de un trabajo que iniciaron hace dos años investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo. El objetivo es potenciar en Mendoza el cultivo de variedades destinadas a la obtención de energía, que se estudian cada vez más en el mundo como alternativas al agotamiento de energías fósiles, como el gas o el petróleo.

En Tunuyán, se pudo constatar cómo aumenta el rendimiento de estas producciones agrícolas al ser regadas con aguas residuales urbanas. En el caso de los tubérculos de topinámbur (con los que se produce etanol), la cosecha obtuvo 144 mil kilos por hectárea de la zona irrigada con aguas subterráneas, mientras que en el sector bañado con líquidos cloacales fue muy superior: 177.750 kg/ha.

Mientras tanto, se comprobaron ventajas aún mayores en la experiencia con colza, cuyo aceite se utiliza para la producción de biodiésel. El rendimiento de semilla en tierras regadas con aguas cloacales fue de 7.690 kilos por hectárea, mientras que en el resto de 3.886 kg/ha. Según el informe elaborado por Ciencias Agrarias, la cantidad de biodiésel factible de obtener por hectárea asciende a 2.800 kg en el tratamiento con aguas cloacales y 1.400 kg en las subterráneas.

Tales resultados despertaron gran entusiasmo porque permiten soñar con un futuro promisorio para estos cultivos en la provincia y, a la vez, dar una salida eficaz a las aguas que provienen del saneamiento urbano y que hoy implican un gran dolor de cabeza para varios municipios, como es el caso de Tunuyán.

En este sentido, ahora la investigación universitaria se propone indagar sobre el comportamiento del cultivo de soja regado con aguas de desecho. Para tal fin, se realizará un cultivo de soja en unas seis hectáreas en tierras pertenecientes a la firma provincial Aysam, contiguas a las plantas de tratamiento cloacal, que se encuentran al costado Este de la ruta 40 en el ingreso a Tunuyán.

La experiencia será ratificada esta semana a través de la firma de un convenio entre autoridades de la Facultad de Ciencias Agrarias, la prestadora provincial de Agua y Saneamiento, Irrigación y la comuna tunuyanina. "Apostamos a estos cultivos porque creemos que será una fuente de ahorro en el futuro. Hemos estado en contacto con municipios de La Pampa y allí el cien por ciento del combustible que usan para sus maquinarias es biodiésel", señaló Héctor Rubio, secretario de Saneamiento y Obras Públicas de este municipio.

Por otro lado, los cultivos energéticos tienen una ventaja comparativa respecto del resto y es que no se destinan al consumo humano directo. Esto permite el re uso sin problemas de las aguas residuales urbanas, lo cual sería de gran utilidad para Tunuyán debido a que su planta de tratamiento hoy está colapsada.

Una dupla potente

Existen dos grandes grupos de cultivos que se usan como materias primas para elaborar estos biocombustibles: los cultivos 'sacaríferos' o ricos en hidratos de carbono para producción de alcohol y los cultivos 'oleaginosos', cuyo aceite se utiliza para fabricar biodiésel, como es el caso de la soja.

El próximo trabajo permitirá analizar los alcances de este cultivo, que avanza en el país pero que no ha tenido gran repercusión en nuestra provincia. En Mendoza, tanto este cultivo como la producción de biocombustible son actividades aún incipientes. Esta última todavía permanece muy vinculada a las investigaciones y experiencias del sector académico y científico, más que al privado.

El biodiésel se desarrolla desde el punto de vista estratégico en el mundo para reducir la dependencia al gasoil, herramienta fundamental para la agricultura y el transporte. La Argentina no escapa a esta realidad mundial y, en la ley nacional 26.093 sobre biocombustibles, se estableció que a partir de 2010 la nafta y el gasoil debían ser cortados con no menos del 5 por ciento de alcohol y biodiésel, respectivamente. Allí, es donde las aguas residuales urbanas pueden ayudar.

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