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Revelan que mejoró la situación de mujeres bolivianas en Mendoza

Los Andes - Míercoles 30 de octubre de 2013

Un estudio del hospital Universitario concluyó que la mayoría controla su salud, tiene estudios y trabaja. Sin embargo, destaca que persisten barreras culturales para acceder al sistema sanitario

Las barreras que las mujeres bolivianas que viven en Mendoza encuentran para acceder a los servicios de salud, constituyen la hipótesis sobre la cual decidió trabajar un grupo de médicos ginecólogos del hospital Universitario.
 
Salieron al campo para trabajar con un grupo de 80 personas de este origen pero se encontraron con una realidad que los sorprendió, según aseguran. Lo cierto es que estas mujeres habían realizado los controles de manera aceptable, al menos dentro de los últimos dos años, mientras que en general presentaban un buen estado de salud, sin patologías preocupantes.

Así se pudo conocer que pese a que las barreras existen, son más de índole cultural y que, aunque el sistema de salud está dándoles respuestas, en muchos casos no son las adecuadas.

"Salud e interculturalidad: un estudio en una población migrante en Mendoza" fue coordinado por el jefe del servicio de Ginecología del nosocomio de la UNCuyo, Pedro Daguerre, junto a los seis ginecólogos de su equipo. A ellos se sumó la trabajadora social Liliana Barg, además de pediatras, odontólogos y enfermeros (éstos últimos realizaron exámenes a los hijos de las mujeres estudiadas).

El proyecto se focalizó en un jardín maternal del Distrito Belgrano, en Guaymallén, un centro de referencia para la población boliviana (particularmente para las mujeres trabajadoras), donde en caso de ser necesario se les realizaron controles en un consultorio montado en el lugar.

"Pensábamos que era una población vulnerable, sin control de salud, sin inserción en el mercado laboral, con partos domiciliarios" (una costumbre muy arraigada en su país de origen), señaló uno de los profesionales del equipo, Pablo Alonso. Es que según explicó, las mujeres no tienen incorporado tampoco el control periódico y preventivo.

Sin embargo, Alonso destacó que la mayoría trabaja, aunque en el sector informal de la economía como empleadas domésticas o en el sector textil. Además, alrededor del 80% se había hecho papapanicolau en los últimos dos años y usaban métodos anticonceptivos que les entregaban en centros de salud.

Ante los resultados, el médico concluyó que "la literatura sobre las condiciones en que se vive en Bolivia dice que traen arraigadas cuestiones culturales, como la lengua y festividades, pero vimos que han modificado la adherencia al control anual de salud". Esto se confirmó por conclusiones de otros estudios realizados a niños, a los que encontraron en buen estado de salud y con chequeos adecuados.

La trabajadora social Liliana Barg agregó que además notaron que tenían un buen nivel de formación: no se encontraron analfabetas, muchas cuentan con nivel secundario y otras incluso terciario. Explicó que esto es algo que ya traían al llegar a la provincia y que favorece una mayor conciencia respecto del cuidado de la salud.

Los profesionales aclaran que esto es sólo una muestra que no puede extrapolarse automáticamente al resto de las mujeres en su misma condición. Sin embargo Patricia Caballero, que trabaja como promotora de salud con estas comunidades y además es oriunda de Bolivia, aseguró que el resto presenta más o menos el mismo panorama.

Menos barreras

Los objetivos del estudio fueron identificar y documentar las barreras de acceso y los factores de riesgo en los cuidados de salud en ginecología y obstetricia, y evaluar la situación sociofamiliar en la población migrante instrumentando acciones de inclusión en el sistema de salud de la provincia en aquellas pacientes que requirieron una atención de mayor complejidad, según explican en la presentación de las conclusiones.

Se trabajó con 100 mujeres (80 bolivianas y 20 argentinas), entre las cuales no se observaron diferencias en cuanto a su estado de salud. "Lo que tenían estas mujeres era una percepción de dificultad de acceso pero habían cumplido con los estudios y estaban en general sanas, entonces el sistema sanitario dio respuestas. No pudimos comprobar la hipótesis de barreras para el acceso", dijo Barg.

Por el contrario, Caballero reconoce que éstas persisten y que están relacionadas con lo cultural. "El perfil bajo que tiene un boliviano hace que eso dificulte la relación con el otro, pero no es porque no tengan capacidad de relación. Es una comunidad que es cerrada pero porque es una población pacífica, entonces cuando (un boliviano) se va a interrelacionar y percibe una mínima barrera en la comunicación, se cierra. Pero no es porque no necesite o no busque comunicarse".

Las mujeres consultadas para el estudio refirieron que en los centros de salud hay pocos turnos, que se tienen que levantar muy temprano para obtenerlos y que se prioriza la atención de la embarazada.

Para Caballero, en tanto, el sistema de salud provincial brinda más herramientas de las que tendrían en su país natal y para ella eso es una fortaleza. Mencionó por ejemplo que 80% de las necesidades de medicamentos se cubren en la atención primaria de manera gratuita.

Sin embargo, falta fortalecer los recursos informáticos y humanos para que puedan contener y ser interlocutores eficientes para captar a esta comunidad. Este rol actualmente lo cumplen las promotoras de salud, lo cual permite permite la derivación a los centros de salud, pero lo que se necesita es que el paciente sea captado por este efector.

Para graficar la mejoría en el acceso a la salud de esta comunidad, Caballero contó que cuando llegó a la Argentina -hace 30 años- siendo una niña y con sus hermanos, "no sabíamos lo que era un dentista".

Radiografía

Según el informe elaborado por los profesionales del hospital Universitario, el grupo de mujeres bolivianas abordadas presentó las siguientes características:

-  80% no tiene más de 3 hijos.

-  70% tiene pareja estable y trabaja en el sector informal de la economía: en servicio doméstico, en talleres de costura o en la feria de Guaymallén.

- 90% tiene ingresos inestables y que no resuelven las necesidades básicas.

- 20% de las entrevistadas posee escolaridad primaria completa y secundaria incompleta, 75 % primaria incompleta y sólo 3 mujeres son analfabetas.

- La vivienda generalmente es alquilada y compartida con otros hogares, lo que determina un índice de hacinamiento elevado.

- Disponen de escaso tiempo para la recreación y el tiempo libre, ya que todas están incluidas en el sector informal de la economía.

- 40% mantiene el quechua como lengua materna y lo hablan en la casa además del español. Las únicas fiestas del país de origen que mantienen es el Día de la Madre boliviana y el de la Independencia de Bolivia.

- Con respecto a la salud, priorizan la atención de los niños en el sistema público, ya que ellas a pesar de presentar variados problemas en un 70% se automedican y no concurren al centro de salud para sus controles.

- 50% tuvo su primer embarazo antes de los 20 años.

- 58% no utiliza método anticonceptivo alguno.

- 63% se realizó papanicolaou y colposcopia en los últimos 2 años y

- 21% nunca se lo realizó.

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