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Premian a presos por una huerta solidaria

Los Andes - Domingo 19 de mayo de 2013

Los internos de la Colonia Penal Sixto Segura cultivan verduras y hortalizas para su autosustento, pero parte de los productos los donan a un comedor al que asisten 35 niños. La iniciativa fue distinguida por la Nación con otras seis de todo el país.

El trabajo plasmado en la huerta orgánica que realizan los internos de la Colonia Penal Sixto Segura, que depende de la Penitenciaría de San Rafael, fue reconocido con un premio a nivel nacional. Además, recibió los primeros elementos de un subsidio otorgado por la Nación por un valor de 55.000 pesos. Un monto igual va para un proyecto similar en el ex Cose-, con el cual construirán un invernadero.

"Huerta orgánica educativa solidaria" es el nombre de la iniciativa que llevan adelante los internos de la Colonia Penal que asisten al Cebja (Centro de Educación Básica de Jóvenes y Adultos) 3-123 Vicente Alfredo Hausser.

Con ella participaron del concurso "Huertas y granjas escolares como espacio de aprendizaje y servicio solidario", que organizan el Programa ProHuerta (INTA) y el Programa Nacional Educación Solidaria del Ministerio de Educación de la Nación. Cuentan también con el apoyo del Departamento General de Irrigación en el marco de su programa Ciudadanía del Agua. A través de este proyecto, las escuelas pueden transformar el aprendizaje en un servicio solidario a su comunidad, como protagonistas y partícipes activos en ejercicio de espacios ciudadanos.

Tras competir con propuestas de todo el país, el proyecto de la colonia penal de San Rafael fue seleccionado como uno de los seis mejores de todo el país. Por esta razón recibió un premio de 5.000 pesos para la compra de insumos que aporten al fortalecimiento del proyecto y materiales para la biblioteca de la institución, aportados por el Ministerio de Desarrollo Social y por el Programa Nacional de Educación Solidaria. Además, formará parte de una publicación de alcance nacional, que se realizará en el marco de la Red de Educación del Programa ProHuerta y del Programa Nacional Educación Solidaria.

Autosustento y salida laboral

La huerta orgánica nació como una opción que se ofrecía a los internos, tanto para aprender a tener alimentos para su autosustento y también como alternativa al momento de salir de su condición de encierro. Muchos al recuperar su libertad se dedican a esta actividad y le suman la cría de animales de granja.

Cabe recordar que a la colonia penal acceden aquellos internos que pronto recuperarán su libertad, que tienen conductas y conceptos acorde a un régimen abierto autodisciplinario como es éste, el cual posee menores restricciones de libertad que una cárcel común. A esto se suman las tareas de huerta y granja, para las cuales reciben capacitación en la colonia, cuyo objetivo es darle una posibilidad laboral al momento de salir en libertad.

El mejoramiento de la calidad de vida a través de la alimentación y del trabajo al aire libre, y el respeto a la cultura del trabajo, forman parte de esta idea. Cuando ya estaba en funcionamiento la huerta los mismos participantes fueron quienes propusieron un destino solidario para las hortalizas que producen. Así surgió la idea de ayudar al comedor infantil comunitario "Ángeles y corazones" del barrio Martín Güemes, donde comen 35 niños y sus madres.

Nuevos proyectos

Para continuar con esta actividad, el INTA les hizo entrega de una motocultivadora y una bomba hidráulica para riego, con la que harán un invernadero que contará incluso con una estructura de malla antigranizo para los cultivos a cielo abierto. Así, será mayor la superficie de terreno utilizado en la huerta actualmente y se intensificará la producción.

"Hasta ahora se destinaba un porcentaje de los productos al comedor infantil y el resto se utilizaba para el consumo de los internos. Si se intensifica la producción se buscará comercializarla para seguir invirtiendo en este emprendimiento o en otros de la colonia", comentó a Los Andes el director de la Penitenciaría, Ricardo Gatica. Los internos de la colonia recibirán capacitación para cultivar alimentos, ahora con la especialización en invernadero, que les permitirá tener productos orgánicos de distintas estaciones durante todo el año.

Hasta el momento trabajan en la granja diez internos que a la vez son estudiantes del Cebja, que les permite terminar sus estudios primarios y secundarios. La idea es incrementar el número de participantes hasta alcanzar la cifra total de la población de la colonia penal, es decir 30 internos. "Hace tiempo que el Servicio Penitenciario trabaja en capacitar a los internos para que puedan acceder a un trabajo que les facilite reinsertarse en la sociedad y evitar así la reincidencia", señaló Gatica.

Desde la parte educativa se buscó a los profesores de huerta y granja para trabajar en especial en la práctica. Si bien desde hace tiempo producen verduras y hortalizas, quieren ampliar la actividad al sector granja, tal como explicó la directora del Cebja, Silvia González.

Para muchos de los internos la huerta es una terapia, ya que cada uno se hace responsable de los turnos de riego y dedica tiempo al cuidado de las plantas.

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