Por primera vez la Vendimia contará este año con la participación de 10 parejas de chicos discapacitados, que fueron elegidas por casting entre casi 60 bailarines.

Desde 2003, cuando la Fiesta de la Vendimia comenzó a transitar un camino de inclusión para las personas con capacidades diferentes, la participación de los bailarines de este grupo ha variado. Hoy ya tienen una escuela a su disposición, que comparten únicamente con los figurantes.

En Teatro mágico de piedra y vino los chicos estarán ubicados en uno de los cerros –donde estará el cuadro de la Virgen de la Carrodilla–. Bailarán polca, dos cuecas, gato, chacarera y el malambo final. “Hace años que tienen un escenario especial. Es más cómodo para ellos y nosotros para organizarnos durante el acto, y para que los chicos no se dispersen y estén más compenetrados”, comentó la profesora del grupo, Mirtha Kenal.

Con mucho entusiasmo, los bailarines comenzaron a ensayar el lunes en la escuela Arístides Villanueva (Pedro Molina y Patricias, Ciudad). Juana Coronel, madre de Mariana Coronel, contó que “el sueño de Mariana era bailar en la Vendimia, y lo cumplió hace ocho años, cuando comenzó a bailar en los actos centrales. En todo este tiempo veo que esto ha evolucionado, que hay coreógrafos para los chicos. Es excelente”.

El Este, presente

Desde hace años la lucha que encararon los padres de los bailarines fue por lograr que más chicos pudieran bailar en la Fiesta –durante muchos años sólo lo hicieron entre dos y cuatro parejas, y nunca fueron más de ocho–. En 2013 también consiguieron incluir a chicos de departamentos del Este, que tuvieron su propio casting, para así alcanzar una selección más “inclusiva”, como ellos mismos la llamaron.

En octubre y noviembre del año pasado Cultura organizó cursos de nivelación (talleres de baile) para todos los bailarines con discapacidad mental que desearan participar. “Nunca imaginé que se iban a inscribir tantos chicos: eran 60, y también pudieron participar chicos de San Martín y Junín. Luego se hicieron los castings en diciembre, cuando salieron seleccionados 20”, le explicó a Diario UNO Ricardo Morales, coordinador de Vendimia.

Varios chicos de San Martín y Junín bailarán en el Acto Central. Rosa Guerrero, madre de María Rosa Díaz (34), relató que su hija “ha bailado en la Vendimia de San Martín y ya nos sentíamos realizados. Cuando hicimos los ensayos de nivelación y fui a entregar al currículum lo primero que le dije a ese señor (Morales) fue ‘gracias’ por haberlos convocado, con eso ya me siento realizada. Es una emoción para nuestra familia”.

A trabajar

El grupo que ensaya en la escuela Arístides no está conformado sólo por los bailarines ya que, dadas las condiciones especiales de los artistas, los familiares juegan un rol muy importante y son quienes posibilitan la concurrencia a los ensayos.

El ambiente en el patio de la escuela –a pesar del intenso calor– es muy ameno. Mate de por medio, los familiares observan desde los costados el trabajo de los bailarines, dirigidos por la “seño” Mirtha, quien ha participado en 35 vendimias como bailarina y coreógrafa. “Se requiere de una paciencia y un adaptarte al otro, de entenderle los tiempos y respetárselos. Por mi forma de ser, me adapto mejor a este trabajo y es muy gratificante”, expresó Kenal.

La mayoría de los chicos sufren de Síndrome de Down y tienen poco más de 30 años. No están solos. Detrás de la alegría del baile siempre hay un guía cercano que siente satisfacción por la felicidad de su ser querido. Es el caso de Irene Ruiz, quien bailó junto con su marido, Carlos Quiroga, en las vendimias de Abelardo Vázquez. Tienen cinco hijas y todas han participado de Vendimia. Lucía, la más chica, actuará con los discapacitados. “Hice más de ocho vendimias, y es hermoso poder estar acá con mi hija”.

Otra madre comprometida es Juana Fuenzalida. Su hija Cintia Álvarez debutará como bailarina en el Acto Central junto con su compañero Facundo Gil. “Desde chiquita quería ser reina de la Vendimia y no teníamos cómo explicarle que no elegían a chicas con capacidades diferentes. Entonces se dio esta posibilidad, hizo el taller en Cultura y quedó en el casting. Está orgullosa, feliz. Para nosotros es una gran alegría”, dijo Juana.