Sus características lo hacen único frente a otros materiales. Es adaptable a miles de usos, irrompible, resistente, liviano y, en muchos casos, más económico. Tal vez por eso, el plástico es un elemento infaltable en diversas industrias.
 
En los hogares, de hecho, las formas que reviste parecen ocuparlo casi todo: envases descartables, juguetes, cestos, bolsas, utensilios, envoltorios, accesorios, herramientas y hasta muebles son sólo una ínfima porción de las utilidades que los polímeros (o la combinación de ellos) adquirieron en el mundo desde que comenzaron a producirse en forma masiva, hace más de un siglo.

Sin embargo hoy la gran paradoja que se plantea a nivel planetario es el alto costo ambiental que significa el uso de este material sintético derivado del petróleo. De hecho, hay que decir que de la mano del consumo exacerbado esta problemática ha sobrepasado la capacidad del hombre para darle un destino verdaderamente sustentable. En ese contexto, los mendocinos no están exentos: al menos 500 toneladas de desechos plásticos se descartan todos los días y van a parar a los vertederos, según reconocen desde el Gobierno.

José Possoli está a cargo del área de Residuos Sólidos Urbanos de la Secretaría de Ambiente de la provincia y es quien comanda la Unidad de Proyectos Especiales, que por estos días se encuentra en tratativas para dar marcha al plan de disposición final del Gran Mendoza, cuyos resultados comenzarán a visualizarse en 2014.

Se trata de una inversión de 200 millones de pesos financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo. A grandes rasgos, el proyecto consiste en ordenar el tratamiento, la separación y la disposición final de los residuos en el Área Metropolitana de Mendoza, unificándola en un mismo relleno sanitario. Hay que recordar que actualmente existen en la provincia distintas experiencias que buscan encontrar una alternativa al tratamiento de los desechos por medio de la separación y el reciclado de materiales.

Los departamentos de Alvear, Malargüe y Maipú son algunos ejemplos en ese sentido, en tanto que en el Valle de Uco se está trabajando en una planta de separación y disposición final en distintos barrios, detalla Possoli y advierte que justamente el área más poblada de la provincia es donde se presenta la mayor urgencia.

Desde su punto de vista, a pesar de haber experimentado distintos avances, Mendoza tiene una gran deuda pendiente en materia ambiental. "El mendocino de por sí consume mucho plástico; más que en otras provincias. Los envases de gaseosas están entre los elementos descartables que generan mayores perjuicios debido al bajo nivel de conciencia que existe", ejemplifica el funcionario.

Possoli recuerda que la gran cantidad de basura que es arrojada directamente a los cauces, impide el correcto drenaje del agua. Cada vez que una tormenta riega estas desérticas latitudes, la problemática queda al descubierto y los envases descartables se amontonan en miles. Al menos 20 millones de pesos anuales se requieren en la provincia sólo para cumplir las tareas de destape y limpieza de cauces, acequias y bocas de drenaje. Por otra parte, la situación ocasiona significativos volúmenes de agua que se derrocha como consecuencia de las obstrucciones.

Reciclado y recuperación, las alternativas

En el interior de las casas, la utilización del plástico también es un tema todavía no resuelto. Possoli estima que al menos la cuarta parte de los residuos que se depositan en el cesto de basura están fabricados con este material que junto con el vidrio es no biodegradable, es decir, que no se descompone en condiciones naturales.

En promedio, cada mendocino descarta casi un kilo de basura domiciliaria por día. Esto equivale a decir que al menos 2 mil toneladas de desechos son retiradas de los hogares por parte de los diferentes municipios; 75% es dispuesto en el vertedero de El Borbollón, en Las Heras. De ese total, se calcula que entre 20 y 25% está formado por las distintas tipologías de plásticos existentes. El polietileno, el polipropileno, el poliéster, el acetato de polivinilo, el acetato de celulosa y el neopreno, entre otras, forman parte de los productos que se extraen del petróleo y el carbón.

"Todos los derivados de la industria petroquímica son polímeros, es decir, la unión de muchas unidades pequeñas que se unen para formar estructuras más grandes", explica Daniel Flores, ingeniero en Química industrial y docente de la Universidad Maza.

La ONG Plastivida Argentina detalla que el plástico no es un elemento contaminante en sí mismo, sino que es su disposición final lo que puede o no representar un riesgo ambiental para la población.

Entre los documentos que aparecen publicados en su página web (www.plastivida.site40.net/boletines.htm), la entidad conformada por los productores de polímeros detalla algunas alternativas más sustentables para el tratamiento de los plásticos.

El reciclado, la recuperación química y energética por medio de la utilización de la tecnología adecuada, junto a la reutilización y la correcta disposición en rellenos sanitarios figuran entre las principales alternativas. Junto a ello, la educación de la población en materia ambiental se vuelve imprescindible.