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Historias de vida: dejaron el basural para fabricar escobas y lampazos

Uno - Lunes 5 de mayo de 2014

Son seis mujeres de la zona de Puente de Hierro, Guaymallén, que apostaron a un cambio de vida. Las Brujas Escoberas aún no sacan ganancias de sus productos e invierten para tener un futuro mejor.

En medio de la nada, un grupo de seis mujeres que vivían de la basura en el vertedero de Puente de Hierro de Guaymallén apostaron a un cambio de vida y hoy trabajan en su propia fábrica de escobas y lampazos. Hace seis meses que abandonaron las tareas en el basural y ahora sus esfuerzos los vuelcan en un emprendimiento propio que abrió una esperanza de un destino diferente para sus familias.

Con mucho esfuerzo y sacrificio construyeron un pequeño galpón en forma muy precaria, con techo de chapas, palos y piso de tierra, donde hoy funciona el pequeño emprendimiento de Las Brujas Escoberas. Estas mujeres son madres, amigas, vecinas, trabajadoras, y para ellas el fruto de su trabajo es imprescindible para el sostén de la economía del hogar.

Marta Estela (34), Érica Soria (25), Patricia Villegas (45), Isabel Alós (62), Paola Garay (26) y Adriana Estela (43), cuando recibieron la propuesta, no dudaron ni un instante y volcaron todas sus energías en este proyecto que impulsó el área de Desarrollo Social de Guaymallén.

“En el vertedero pasábamos frío, calor, sed... En cambio, esto es distinto. Si bien cuesta ganar el dinero, tengo confianza de que vamos a salir adelante”, contó Marta, madre de dos niñas, Ivana y María José.

Otra de las protagonistas de esta historia, Érica, quien es la encargada de armar las escobas con junquillos, comentó: “Hay que salir a ayudar al marido porque la plata no alcanza, y no es fácil trabajar en este proyecto porque cuando arrancamos con esto hacíamos un paso hacia adelante y dos para atrás. No teníamos plata; en el vertedero ganábamos todos los sábados $250, estábamos ilusionadas pero al límite”.

Esa realidad fue compartida por todas, sin embargo, ellas no bajaron los brazos y siguieron luchando por el sueño.

Con la ayuda de un subsidio lograron comprar dos máquinas que les permite fabricar entre 20 y 25 escobas por día. Para no descuidar a sus hijos, sólo trabajan en la tarde cuando los pequeños van a la escuela.

Por ahora la venta es difícil y se las ingenian para ofrecer en barrios de la zona, y hasta se toman algún micro para ir más lejos a buscar clientes.

“Todavía no tenemos una ganancia para nosotras porque estamos invirtiendo y nos metimos en un préstamo para poder comprar material: con lo que sacamos pagamos al banco la deuda. A pesar de todo, creemos que si seguimos apostando vamos a salir adelante”, relató Érica.

Por un problema de salud, Patricia, abandonó hace siete años el trabajo con la basura y desde ese instante es la cara visible de la Unión Vecinal Nelly Marín, y pone pilas al grupo de las escoberas desde su lugar como la más hábil para comercializar el producto.

Paola tiene cuatro hijos, y con lo que saca por ahora sólo le alcanza para comprar en la comida de la casa. “Yo empecé a trabajar cuando el más chiquito era un bebé y ahora ya camina”, evocó la mujer mientras observa a su  pequeño que camina entre las máquinas armadora, cosedora y trilladora necesarias para fabricar una escoba.

Con una voz tranquila y paciente, Isabel, acotó: “La vida me cambió muchísimo, y ya no podía por el dolor de huesos trabajar con la basura. Además, es lindo porque compartimos la hora del mate a las 6 de la tarde ,cuando se paran todas las tareas”.

Quizás a la que más le costó adaptarse al nuevo trabajo es a Adriana, quien recordó que empezó a trabajar en la basura con tan sólo 7 años. Pero las vueltas de la vida, y por un accidente que sufrió hace un año mientras se bajaba de la carretela y se quebró la pierna, la obligaron a que abandonara para siempre la labor en el vertedero.

“Era más duro ese trabajo porque hay que bancar el sol, lluvia, pero me sentía cómoda. Yo si esto no progresa tengo que buscar otra cosa porque saco muy poco dinero, con lo de mi marido la plata no alcanza”, confesó la trabajadora.

Ejemplo de emprendedoras

Otro grupo de mujeres de la misma zona del vertedero de Puente de Hierro, quienes se autodenominan Cambalache y se formaron con el apoyo del proyecto de Desarrollo Integral Sustentable que impulsa Guaymallén,  apuestan a fabricar “ecoproductos”. El primer estereotipo de trabajo fueron bolsos fabricados en base a botellas con envases PET. Para esto se reúnen todos los viernes en la Unión Vecinal del barrio, donde realizan distintas  capacitaciones para cumplir un sueño: salir del basural y vivir de la venta de sus propios productos.

Herramientas sustentables para vecinos

Desde el área de Desarrollo Social del Municipio de Guaymallén explicaron que la finalidad de la iniciativa es brindar herramientas a los vecinos para que puedan llevar adelante emprendimientos viables y sustentables.

“Buscamos brindar alternativas de trabajo para las mujeres, y también generar oportunidades para los jóvenes”, explicó Leila Mucarsel, coordinadora de Desarrollo Local de la Dirección de Desarrollo Social de Guaymallén.

En el caso de Las Brujas Escoberas, “la idea es que los productos que fabrican se sostengan en el tiempo y que el consumidor compre un producto de calidad con un precio accesible”, consideraron desde la Comuna.

Contactos
Interesados en los productos. Es posible comprar por mayor o menor y contactarse a los teléfonos: 2615634208 – 2612444892 o en el grupo de Facebook: Brujas Escoberas.

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