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En un año se triplicó la cantidad de presos que ingresan a la universidad en la provincia

El Sol - Jueves 2 de mayo de 2013

En 2013 entraron 59 internos, mientras que en 2012 fueron 20. La mayoría estudia Derecho y Trabajo Social. Testimonios que cuentan los pro y los contra de estudiar intramuros.

Los internos de las penitenciarías mendocinas saben que estudiar una carrera universitaria les permite lograr beneficios extra después de que salgan de la cárcel, pero también mientras cumplen su condena intramuros.

"Estudiar acá te da status"; "hasta las requisas se vuelven más permisivas";"Se convierte un futuro para vos cuando salgas de acá", son algunas de las frases que salen, sin titubeo, de los propios alumnos.

Y lo cierto es que la posibilidad que brinda la UNCuyo para hombres y mujeres privados de libertad desde el 2008 se convirtió en una oportunidad cada vez mayor y aglutina a cada vez más inscriptos, al punto de que este año, la cantidad de ingresantes explotó respecto de año anteriores. Es que en el último año se triplicó la cantidad de presos que rindieron los exámenes de ingreso y que desde hoy comenzarán a estudiar una carrera universitaria.

Según los datos de Extensión Universitaria, este año son 59 ingresantes a las 13 carreras que se ofrecen desde el claustro acádemico, mientras que en el 2012 fueron sólo 20. Todos tienen que cumplir con la misma cantidad.

"Desde el 2008 hasta la fecha viene subiendo entre un 20 y 30 % la cantidad de inscriptos, pero del año pasado ahora se notó un gran salto", explicó ayer Fabio Erreguerena, titular de Extensión Universitaria.

Justamente por la gran cantidad de inscriptos, desde el Servicio Penitenciario y la UNCuyo habilitarán hoy nuevas aulas para que los internos e internas estudien en el penal de Bolougne Sur Mer, considerado "la sede de enseñanza pedagócia", en contexto de encierro. Pues allí funcionan la biblioteca, computadoras, bancos y sillas especialmente para este fin.

"Hubo una explosión de inscriptos y la infraestructura tenía problemas. Creció la demanda y teníamos poco lugar para albergar a todos. La idea es que tengan un espacio que facilite el estudio. La educación en contextos de encierro tiene más obstacúlos. Tiene que haber mucha voluntad por parte de los internos. No favorece la dinámica pedagógica y eso desaliente para continuar estudios universitarios", señaló Errerguera.

El nuevo espacio tiene tres aulas listas para ocupar, baños para hombre y mujer, un salón de usos múltiples y un aggiornamiento a la biblioteca prexistente.

El talón de Aquiles, según Erreguerena no es uno, sino muchos en la Educación intramuros: "Aún falta mucho, en la Universidad de Buenos Aires, por ejemplo, ya tienen más de 20 años de experiencia y nosotros llevamos sólo 5 años. Se necesita presupuesto y, sobre todo, formación específica a los docentes para educar en contextos de encierro. También que la cárcel se adapte e incentive esta condición de estudio. Pero vamos en ese camino", indicó.

Más de un centenar de alumnos

Entre los actuales estudiantes y los que se incorporan este año hay más de cien alumnos que cursan las carreras de Trabajo Social; Ciencia Política y Administración Pública; Abogacía; Sociología; Ciencias de la Educación; Letras y Literatura. Por si fuera poco, en este ciclo lectivo se suma la carrera de Comunicación Social, porque creció la demanda por parte de los internos y porque ya existen radios (en el Penal Boulogne Sur Mer y en Almafuerte) y televisión digital (Almafuerte) en diferentes cárceles de la provincia lo cual -aseguran desde la Universidad- ayudará a fomentar la práctica de los internos.

Las carreras elegidas

La oferta académica es la mayor del país, con 13 carreras. Además, es la única universidad argentina que ofrece la Licenciatura en Trabajo Social, que a su vez es la carrera más elegida por los estudiantes privados de libertad, junto con Abogacía.

Programa de Educación en Contextos de Encierro nació en noviembre de 2008 con el objetivo de "generar dispositivos que habiliten el acceso, permanencia y egreso de los detenidos, en unidades carcelarias dependientes del Servicio Penitenciario Provincial, a las ofertas educativas de la UNCuyo." Participan en su ejecución las secretarías Académica y de Extensión, y las Facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Sociales y Derecho.

El Programa cuenta con un equipo de 23 tutores estudiantiles disciplinares con las coordinaciones de cada Facultad, docentes y personal de apoyo académico que realizan tareas de acompañamiento y orientación pedagógica semanalmente en las aulas universitarias.

Los pro y los contra

Guillermo Silva (33), David Tobares (34) y William Casanove (45) son tres de los más de 50 internos que este año se suman a la universidad. En diálogo con El Sol ellos cuentan cuáles son los pro y los contra de estudiar mientras cumplen su condena.

Los tres coincideen en varios puntos. Todos se sienten "entusiasmados" con apostar al estudio para asegurarse un mejor futuro y con más posibilidades de inserción social. También aseguran que lo hacen por ellos mismos pero también por los familiares (padres o hijos) y sus respectivas parejas, que los incentivan para que no claudiquen.

De igual modo, son concientes de que reciben un mejor trato por parte de los penitenciarios. "Estudiar te da estatus, te miran diferente, saben que no somos iguales y que nos interesa hacer las cosas bien", dice Tobares. De hecho, Gabriel Roslan, penitenciario con una antiguedad de 21 años, es contudente: "Son diferentes, de todos los que estudian una carrera el 90 % nunca ha generado problemas. Están estudiando, no se dan el tiempo para pensar en otra cosa".

También cuestionan las escasa estructura para que puedan lograr un ambiente adecuado para el estudio. "Hay muchachos que no quieren estudiar y ponen la música muy alta o a veces se arman revueltas y se hace difícil concentrarse y leer", agrega Silva.

Todos apuntan a lograr el título universitario aunque sospechan que, en caso de quedar en libertad, les costará mucho más tomar las riendas del estudio si no existe una red que los contenga una vez que estén afuera del penal. "Muchos nos vanis a ir de acá cuando aún no hayamos terminado los estudios y después se hace muy difícil seguir porque hay que estudiar", plantea Casanove.

Los tres agradecen tener un espacio para crecer y que las requisas sean más permisivas. Pero también cuestionan que la biblioteca esté desabastecida y que no haya tecnología adecuada para trabajar en la teoría y la práctica.

También existe un factor vital para la mayoría de los alumnos universitarios: lograr que se cumpla una ley nacional que establece que el hecho de estudiar una carrera universitaria podría haber reducción de condena.

Por qué estudian lo que estudian

Silva ingresó este año para estudiar Abogacía. Hace tres años que está y le quedan seis más. "Cuando me reciba voy a poder a ayudar a un montón de compañeros. Les prometí que los voy a sacar de acá", promete.

En el caso de Tobares Trabajo Social es la carrera elegida. Hace 15 meses que llegó al Penal y pese a que está procesado ya puede ser un alumno libre de la UNCuyo. "La sociedad está quebrantada. Al tejido social le falta una cura y los trabajadores sociales pueden ayudar a la prevención. Ahora veo que hay muchos excluidos, hay muchos prejuicios y faltan oportunidades a los que menos tienen", reflexiona este hombre que dejó inconclusa la carrera de musicoterapia.

Para Casanove, que eligió Derecho, la elección tiene que ver con "probarme a mí mismo y no pasar aquí tanto tiempo libre porque me hace mal". Pero William también hizo una promesa. "Le juré a alguien con el que tenía deudas que me voy a recibir. Estudiar es mi salida, mi forma de pagar."

El Gobierno promete trabajo para los internos

Uno de los anuncios de Francisco Pérez durante la Asamblea legislativa fue prometer acciones para dar trabajo a los presos que consiguen la libertad, para generar inclusión y disminuir la alta tasa de reincidencia en el delito como ocurre hoy en la mayoría de los casos.

Se trata de buscar convenios con empresas mendocinas para qué estas empleen a ex presos y que, al mismo tiempo reciban un incentivo impositivo.

El ministro de Gobierno, Félix González se explayó ayer sobre el tema: "Tenemos una tasa de detención que está por encima del 30 % de la media nacional y sigue creciendo. Si tenemos un ingreso de 500 internos por año esto equivale a abrir un penal nuevo por año".

Sobre la posibilidad de inserción laboral, González advirtió el primer problema: "Mendoza tiene más de 21 mil empleadores posibles y solamente ocho empresas trabajan con internos".

La idea es crear una fuerte reducción tributaria para los empresarios que apuesten a la inclusión social.

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