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Elaboran fardos con la chala de ajo para alimentar cabras

Los Andes - Sábado 11 de mayo de 2013

El sistema está en etapa de prueba, gracias a una máquina compactadora construida por un tornero sancarlino. Cuenta con apoyo municipal, del INTA y de la UNCuyo

Desde hace tiempo San Carlos viene enfrentando dos problemas generados en distintas áreas de su producción local: por un lado, los galpones de ajo no saben qué hacer con su material residual; y por el otro, los puesteros necesitan asegurar un alimento que esté disponible para su ganado caprino en épocas de sequía. Una iniciativa tecnológica local parece haber encontrado una solución a ambas problemáticas elaborando fardos de chala de ajo para alimentar cabras.

La innovadora máquina de compactar está todavía en la fase de pruebas y ajustes. Sin embargo, los técnicos del proyecto ya trabajan en los galpones locales compactando las chalas en fardos de 40 por 60 centímetros, que es el tamaño óptimo para su armado y traslado.

También se han realizado experiencias positivas con las cabras, pues éstas han demostrado cierta preferencia por el exótico menú respecto de las habituales pasturas. Incluso, como la constitución de este alimento es alta en fibras, se estudian otros compuestos que pudieran enriquecer nutricionalmente la ración que recibirán las cabras.

Graciana Poloni, directora de Planeamiento de San Carlos, adelantó que se están realizando pruebas con palillos de orégano -residuos de otro de los cultivos principales del departamento- y con cascarilla de nuez. "Pero todo está en la fase de análisis", acotó.

Método ecológico

El proyecto surgió, en primera instancia, como una estrategia de cuidado del medio ambiente. Para un departamento que ocupa los primeros lugares en producción y exportación de ajo del país como San Carlos, la acumulación de la chala constituye un gran problema.

En su territorio hay más de 3.500 hectáreas sembradas con ajo, el cual es procesado en el mismo departamento. Sólo en la zona industrial funcionan siete galpones de empaque. Los productores e industriales deben asumir altos costos para transportar el material residual hasta la planta de tratamiento y el quemarlo termina siendo una opción, con la consecuente polución que esta práctica genera.

En pos de dar una respuesta a este dilema, distintas instituciones encararon el proyecto en 2010. La iniciativa corre con líneas de financiamiento del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación y del Detem (Desarrollo Tecnológico Municipal). La unidad vinculante es la Fundación de la Universidad Nacional de Cuyo (FUNC) y la dirección de la investigación está a cargo del INTA. Por supuesto, los puesteros también hacen su aporte en las evaluaciones a las que es sometido el alimento.

Además han participado activamente de la iniciativa alumnos y docentes del IES (Instituto de Educación Superior) 9-010 Rosario Vera Peñaloza de Eugenio Bustos, desde sus carreras afines de Agronomía y Economía Social. Polini señaló que "la idea es que sean los alumnos los que implementen este programa en el futuro, para que les signifique una salida laboral".

Hecho enSan Carlos

La compactadora, que ya está funcionando en un recorrido por distintos galpones, es un prototipo de diseño local construido por un tornero sancarlino, Mauro Montenegro. Aunque la confección propiamente dicha correspondió a este joven, existe todo un equipo de profesionales involucrado en la puesta a punto de la maquinaria.

"Hemos ido detectando las falencias y tratando de subsanarlas. Hasta ahora casi todo el prensado se hace de manera manual, estamos trabajando para automatizar el proceso", explicó Jesús Lanzavechia, uno de los técnicos que supervisa la implementación junto a Javier Castillo, del INTA.

"El sistema tiene su complejidad, no es un proyecto terminado aún. En la etapa de estudio, a medida que lo ponemos en práctica surge la necesidad de ajustes y cambios para responder a distintas situaciones", agregó Lanzavechia, quien dijo que también están regulando la presión que deben ejercer sobre la materia prima para que quede el nivel de compactado adecuado.

Otras de las problemáticas que deben atender los técnicos tiene que ver con los tiempos de compactado y la conservación del fardo. Sucede que, cuando la chala permanece un tiempo prolongado a la intemperie, genera un hongo que es contraproducente para la finalidad que se le busca dar.

Mientras tanto, los puesteros del sur sancarlino siguen expectantes el proceso, pues podría significarles una ración segura de alimento para las épocas de sequía, al igual que los pellets (lápices) de alfalfa que recibieron de la Nación cuando la falta de lluvia hizo crítica la dieta de sus animales.

Una vez terminado el proyecto, el objetivo del municipio valletano es replicarlo para que todos los residuos de los galpones sean procesados por este mecanismo. También le requeriría una contraprestación al ganadero a cambio del alimento recibido, para poder sostener el sistema.

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