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Danzan en sillas de ruedas y sueñan con la Vendimia

Uno - Domingo 16 de febrero de 2014

Academia Rodante se conformó en mayo del 2013. Sus presentaciones son un éxito y quieren ser parte del staff de bailarines de la fiesta mayor de los mendocinos


Academia Rodante, un grupo de danza integrado por 16 personas, tiene la particularidad de que la mitad de sus integrantes ejecutan su arte en sillas de ruedas. Sus parejas de baile son, en su mayoría, esposas, hijas, amigos, acostumbrados a danzar con ellos en las exigencias y alegrías del día a día. Romina Castro (esposa de Hernán Oros, uno de los bailarines) define con simplicidad lo que ha significado sumar esta actividad a sus rutinas cotidianas: “Los acompañamos en el baile como en la vida”.

Los integrantes del grupo pertenecen a Discapacidad Mendocina en Acción (Dimenac), una organización que tiene varios talleres, pero que no contaba hasta el año pasado con uno como este.

Y entonces apareció Lorena Fredes, que al ser contactada para darles clases pidió asesoramiento a Lorena Resentera (terapista ocupacional) para que pudieran delinear un plan de trabajo que se adaptara a las necesidades de los alumnos.

“Tuvimos que aprender juntos a sumar la silla de ruedas, a crear coreografías y a descubrir todas las posibilidades que tenemos. Arrancamos en mayo del 2013 y a los seis meses ya nos estábamos subiendo a un escenario”, cuenta Lorena de sus “chicos”, que si algo no tienen es pánico escénico.

Los profesores (Fredes, María Alejandra Villalba y Zeta Cleyder, de salsa, folclore y rumba cubana) han sido testigos de la increíble evolución que han manifestado en estos meses y si ya era un desafío conformar este ballet inclusivo (que integra personas con una discapacidad motriz con otras que no la tienen), ellos están dispuestos a ir por más. ¿Y cuál es la meta soñada por cualquier bailarín mendocino? Bailar en la Vendimia en el teatro griego Frank Romero Day. Y los chicos de Academia Rodante quieren llegar a ese escenario.

Este año averiguaron la posibilidad de rendir el casting, para interiorizarse acerca de los requisitos, y se les informó que por el momento no contemplaban esa posibilidad.

La profesora Lorena Fredes no consideró esto como un acto discriminatorio: “No esperaban que quisieran presentarse bailarines en sillas de ruedas”, señala, consciente de lo poco habitual que puede resultar el planteo.

Pero la realidad es que pueden presentarse y en este punto es taxativo Ricardo Morales, a cargo de la Dirección Comisión Vendimia. “No hay nada en el reglamento que les impida rendir el casting. Está en la voluntad de ellos presentarse y en el criterio del jurado que se los elija”, afirma el funcionario, quien agrega que, a partir de una fuerte política de inclusión en los últimos años, son muchos los artistas con distintos tipos de discapacidad que quieren llegar al Acto Central de la Vendimia. “El reglamento ahora determina que son 10 las parejas de personas con capacidades diferentes las que bailan en la edición 2014 y se presentaron 70 chicos de buen nivel artístico”.

Es más, ante la gran convocatoria que han tenido, decidieron que al verse sobrepasado el cupo para las actuaciones en el teatro griego, otras parejas van a bailar en la Semana Federal y en la Bendición de los Frutos. “Es como una escuela para estos artistas, porque no es fácil enfrentarse a un teatro griego repleto, no lo es para nadie. Por esta razón es bueno que vayan midiéndose en la Semana Federal, ante unas 4 o 5 mil personas, luego en la Bendición de los Frutos, con más de 10 mil, y ahí, sí, luego llegar al Frank Romero Day. Además de todo el trabajo que ellos hacen con su coreógrafo para adaptarse a estas diferentes circunstancias”, refiere Morales.

El jurado que los evalúa es el mismo para todos los bailarines y, en el caso de los discapacitados, tienen un coreógrafo especial para ellos. “No hay ningún obstáculo para que los bailarines de la Academia Rodante rindan el casting, contemplando con tiempo, porque quienes integran la propuesta artística, sabiendo que van a presentarse bailarines en sillas de ruedas, pueden evaluar incluir un cuadro especial o la forma de integrarlos en el espectáculo, pero también puede ser que la propuesta artística de ese año decida no sumarlos. Eso no es discriminarlos, es evaluar lo que se necesita para la propuesta artística general”.

Mensaje que suma

Tanto Ricardo Morales como Germán Ejarque (presidente del Consejo de Discapacidad de la Provincia) afirman que sería positivo que bailarines en sillas de ruedas integraran el staff de la fiesta mayor.

Ejarque va más allá y dice que su participación es casi un hecho: “Cuando hablamos de poder bailar en Vendimia es siempre y cuando ellos superen las etapas del casting, porque la discapacidad no nos da ningún privilegio”, a la vez que destaca el talento y la dedicación que ha visto en las presentaciones de la Academia Rodante.

El otro obstáculo sería superar los problemas de accesibilidad al escenario, camarines y baños del Frank Romero Day. Pero Ejarque también aporta una solución: “Si se trabaja con tiempo, teniendo en cuenta que bailarines en sillas de ruedas van a acceder a este espacio, se puede solucionar y yo personalmente me encargaría de que las instalaciones se adaptaran a sus necesidades. Hay un fondo nacional de la Conadis (Comisión Nacional Asesora para la Integración de las Personas con Discapacidad) que es específicamente para adaptar espacios artístico-culturales y por eso yo veo muy posible que el teatro griego se adapte para ellos”. Ya desde el 2012 se han implementado diversas medidas para mejorar el acceso al Frank Romero Day como espectadores: desde senderos asfaltados para las sillas de ruedas hasta sectores habilitados para discapacitados, voluntarios que los asisten, etcétera.

Bailarines, a escena

El grupo ensaya dos veces por semana (lunes y martes) de 20 a 22, en un espacio que pertenece a la parroquia Sagrada Familia de Guaymallén. Para sus integrantes, los ensayos son mucho más que las coreografías de salsa o folclore, son un encuentro en el que pueden reír o llorar juntos, darse ánimos y, sobre todo, “desenchufarse” de sus problemas.

“Cómo, ¿bailás?”, suelen asombrarse algunos cuando cuentan su experiencia y esto es, según Valentín Rasjido (apodado “el Hernán Piquín” del grupo), porque “rompemos el molde que muchos tienen sobre el discapacitado, que es una persona triste, que no puede participar. Con el baile podemos expresarnos”.

“Bailar no sólo es mover las piernas. Tenemos el rostro, los brazos, el torso para bailar. Yo siempre veo a los bailarines de la cintura para arriba, sin prestar tanta atención a las piernas. Y muchos no son tan expresivos de la cintura para arriba”, analiza Claudio Chambón, quien agrega: “Nosotros bailamos, algo que muchos consideran imposible. Entonces lo que resta hacer es lo posible: que tengamos acceso a todas partes, edificios, plazas, teatros”. Habrá que esperar para saber qué ocurre en 2015.

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