Tras siete horas de toma “simbólica” y “pacífica” de la sede local del Conicet, y con la preocupación de la escasa repercusión lograda, una treintena de becarios e investigadores del Centro Científico Tecnológico (CCT) decidió suspender la medida “por unas horas” y seguir hoy añadiéndole distintas actividades.

Una asamblea de similar número había decidido al mediodía tomar el predio “en solidaridad” con sus colegas que siguen -de modo no tan pacífico- ocupando la sede del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.

La consigna era la misma: pedir la “reinserción de 500 becarios” al sistema de ingreso a la carrera de investigación, acordado en diciembre de 2016. Y “contra el ajuste del Gobierno de Mauricio Macri” en Ciencia y Tecnología.

En lo particular ponían el acento en los 23 becarios mendocinos, a quienes “aún no se les resuelve del todo la situación”. Rechazaban las acusaciones “electoralistas” que algunas autoridades les hacen (les endilgan ser kirchneristas).

Aunque no dudan en aclarar que “hay una clara diferencia entre el Ministerio que se creó en 2006, con la ciencia y la tecnología como política de Estado, con el desfinanciamiento que hay ahora”.

Más allá de las posiciones, los pocos asambleístas reconocieron que la toma “no tuvo la repercusión esperada” en los más de 700 científicos que trabajan en el CCT. Por eso eligieron virar la estrategia y generar actividades, como una “panfleteada” temprano en la mañana; “una radio abierta” a media mañana y “una olla popular”, al mediodía. “Tienen que entender que esto se trata de la fuente de trabajo de los compañeros”, decían.

Entre los científicos movilizados había también una queja común, el escaso apoyo de las autoridades. 

Sin embargo, la directora del CCT, Elena Abraham, se diferenció del ministro Barañao y consideró “legítimo” el reclamo. “Mientras la toma sea pacífica, no hay problema”, dijo. Hasta coincidió en cuestionar el ajuste. “No nos viene bien”, expresó.

Más allá del apoyo de Abraham, entre las autoridades del CCT, como algunos miembros del consejo directivo, y los reclamantes, hay diferencias.

Una es la posición frente a la solución planteada por el Mincyt, que busca que las universidades contraten a los jóvenes científicos. “Sólo será por dos años y es menos plata”, critican los investigadores.

La idea es que ingresen de manera interina a la Universidad, aunque con dedicación “exclusiva” en las cátedras en las que se incorporen. “Es la condición más alta a la que puede aspirarse en la docencia”, explicó el secretario de Investigación y Posgrado de la UNCuyo, Benito Parés.

El funcionario informó además que “la semana que viene” comenzarán a firmar los distintos acuerdos con los 23 becarios locales. Y si bien reconoció que “por el momento la Universidad tiene lugar para once” docentes, aseguró que “está garantizado que todos ingresen” el año que viene, si aceptan la solución.