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Centros de estudiantes: cada vez son más los alumnos que participan

Clarín - Jueves 1 de agosto de 2013

Una ley impulsada por el Gobierno promueve su creación en todas las escuelas. Coincide con la implementación del voto a los 16. La opinión de alumnos y especialistas.

Hace unos días el Senado aprobó la ley que fomenta la creación de centros de estudiantes en las escuelas de todo el país. Impulsada por el kirchnerismo pero aprobada con apoyo de opositores, la norma coincide con las primeras elecciones en las que los jóvenes de 16 y 17 años podrán ejercer el voto. Ante este panorama, los especialistas advierten que en la escuela existen distintas formas de participar: el centro no es la única.

En las escuelas hay de todo: está el que milita en un partido político, el que pertenece al centro de estudiantes pero no milita, el que participa de vez en cuando, el que no le interesa el centro pero forma parte de la radio del colegio. “Esta heterogeneidad habla de la complejidad de un escenario escolar atravesado por las tensiones entre estructuras institucionales residuales, ligadas a la política como peligrosa y como parte de la vida adulta, y reactualizaciones de las mismas que tienen que ver con una revalorización de la política ”, analiza Iara Enrique, antropóloga y becaria de Conicet.

Para Pedro Núñez, investigador de Conicet y FLACSO, “el tema es cómo se transmiten los conflictos en cada escuela”. Si bien el espacio histórico para canalizar los reclamos es el centro de estudiantes, Núñez, autor de varias investigaciones sobre el tema, aclara: “Está bueno que haya centros, pero no es la única manera de participar. Es la instancia que los adultos consideran legítima porque es la manera en la que participaron ellos, pero hoy ya no es así”.

Difundir una actividad por los cursos, asistir a un torneo solidario, debatir sobre qué música pasar en el recreo: todo eso es participar. “Hay quienes harán de la participación un eje de su vida cotidiana y hay quienes de vez en cuando pegarán un afiche o irán a una marcha, pero lo importante es que haya una agrupación. Al agruparse los pibes pueden tener voz y algunas autoridades los escuchan más”, opina Mariana Chaves, antropóloga del Conicet especialista en participación juvenil.

“Mucha gente piensa que hacemos las reuniones para perder tiempo, para no estudiar, y es todo lo contrario.

Nosotros lo que menos queremos es perder clases. Al principio todos en el colegio pensaban eso y después la mayoría se dio cuenta de nuestros objetivos reales”, expresa Tomás Colombres, presidente del centro de estudiantes de la Escuela Agustín Tosco, de Villa Pueyrredón. Tomás destaca: “Hay chicos que no se animan a hablar con directivos o preceptores, entonces encontraron en el centro de estudiantes un intermediario ”.

Iván Del Vecchio, delegado del centro de estudiantes de la Escuela Técnica Brigadier C. Saavedra, de Parque Avellaneda, da su perspectiva: “Veo en el centro un lugar para crecer, para lograr objetivos, para tener una ideología, saber manejarte en un trabajo. Por ejemplo, propusimos un movimiento de mujeres para que se organicen contra la discriminación que puede haber en la escuela técnica por ser minoría´; eso en un futuro les puede pasar en un trabajo”.

La tensión entre los centros de estudiantes y quienes le “temen” a la política se hace visible en la vida cotidiana escolar. “Mucha gente a la que la política no le agrada piensa que el centro es solo política, pero no.

Nuestro fin es ayudar a la escuela, a los estudiantes y a los de afuera. No apuntamos a lo partidario”, asegura Tomás.

El hecho de que los centros estén ligados históricamente a los partidos políticos –aunque ahora no sea siempre así– muchas veces determina la adhesión o rechazo de los estudiantes.“No milito porque todavía no encontré mi posición política”, asume Emanuel Juliá, alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires. Desde otro punto de vista, su compañero Juan Manuel Cuello dice: “Esto de que vamos a votar a los 16 exige más que nunca que el colegio se organice y se politice más, para tener un voto a conciencia de quién va a defender los intereses de los estudiantes”.

Iara Enrique explica: “La categoría de interés o desinterés por la política es bastante polémica. Hay jóvenes que son críticos de los centros y no necesariamente son apáticos o consumistas sino que tienen otros espacios de participación. Hay que romper con la dicotomía entre los que participan y los que no ”. Julieta Fernández, alumna del Agustín Tosco, ejemplifica: “Por cuestión de tiempos no integro el centro de estudiantes, pero me encanta informarme de lo que pasa, debatir, y siempre que hay alguna actividad piola trato de ir”. Juan Manuel Cuello completa: “Más allá de lo político, el centro es una herramienta social, cultural, que tienen los estudiantes: se pueden organizar torneos de fútbol, cine debate, charlas, que pueden colaborar en nuestra formación”.

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