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A “analfabetismo cero” quieren llegar en las cárceles mendocinas

Uno - Domingo 24 de marzo de 2013

El 40% de la población penitenciaria local (3.388 personas) estudia desde la escuela primaria hasta carreras universitarias y en los centros de capacitación. Cuatro de cada diez presos asisten a clases.

“Los muros nos identifican como hostiles hacia la gente”. Así se siente un preso de Boulogne Sur Mer ante la mirada de la sociedad. El 40% de la población carcelaria de Mendoza estudia en alguno de los niveles educativos, desde primaria hasta carreras universitarias y centros de capacitación de trabajo. “Es volver a sentirse parte activa de la sociedad”, señaló el detenido.

Son 129 presidiarios los que se sumaron este año a la educación en situación de encierro: 62 ingresaron a la facultad y los otros 67 comenzarán en la primaria en este ciclo.

“Es muy bajo el porcentaje de detenidos que ingresan con el secundario completo”, señaló el director del Servicio Penitenciario, Sebastián Sarmiento.

Pero aún quedan 350 convictos analfabetos. “A muchos les da vergüenza decir que no saben leer o escribir y les piden ayuda a sus compañeros, por ejemplo, para escribir una carta a sus familiares”, señaló a Diario UNO José Morcos, jefe de Educación de las penitenciarías provinciales.

“Nuestro objetivo es llegar a analfabetismo cero”, sostuvo Morcos. Para eso, los mismos presos que estudian ayudan a sus compañeros de pabellón para que aprendan los conocimientos básicos y luego puedan insertarse en la escuela.

“Empezamos en el 2009 con tres estudiantes universitarios y este año arrancamos con 114 alumnos, de los cuales 62 ingresaron ahora”, explicó el jefe de Educación.

Duplica el promedio nacional

El 40% de 3.388 internos de todas las cárceles de la provincia estudia. Es decir que cuatro de cada diez presos acceden a alguno de los niveles de educación que se ofrece en los penales.

Este es el tercer año consecutivo en que la provincia duplica la media de la educación nacional en situación de encierro. El número para las cárceles provinciales y federales del país llega al 20% de presos que estudian. “Esto se debe a la misma presión del sistema. Quien termina el secundario generalmente se siente incentivado para empezar la facultad”, manifestó Morcos.

“En marzo del 2012 teníamos 1.150 inscriptos en la escuela primaria y la secundaria, y los centros de capacitación de trabajo, mientras que este año tenemos 1.350”, agregó.

Por la creciente demanda se realizan tres nuevas aulas para 20 alumnos universitarios. Allí funcionaba antes la cocina de Boulogne Sur Mer. Este plan también se aplicará en San Felipe y en la cárcel de mujeres de El Borbollón.

Alfabetización entre presidiarios

Los presos que estudian pueden enseñarles a sus compañeros a leer y escribir, y así incentivarlos para que comiencen la primaria.

Ramón (54) está en la secundaria y desde hace tres años alfabetiza a sus pares. “Tuve personas a las que no se les podía enseñar porque eran muy agresivas. Pero en contacto conmigo, que soy interno como ellos, pude hacerlo”, detalló.

El desafío

“Uno de nuestros desafíos es que esta explosión de demanda se mantenga en el tiempo. Algunos estudian por un crecimiento personal, otros para obtener beneficios y otros bajo especulaciones para acortar los tiempos”, señaló Sarmiento.

Uno de los problemas que afrontan es el nivel de abandono, que anualmente ronda entre el 25% y 30%. “Hay una intolerancia al fracaso, y los especialistas deben empujarlos diariamente para que la frustración no los haga abandonar”, aclaró.

Son tres las facultades que les brindan estudios a los prisioneros de las cárceles de Mendoza.

Ciencias Políticas tiene las carreras de Sociología, Trabajo Social y Ciencias Políticas. Este año incluyó Comunicación Social. Filosofía y Letras dicta clases de Profesorado y Licenciatura de Historia, Filosofía y Letras, y Ciencias de la Educación. También se encuentra la facultad de Derecho, con abogacía. Además cuentan con talleres de verano.

La idea de la educación dentro de las cárceles es que la actividad no se corte, como ocurre afuera cuando los alumnos disfrutan de sus vacaciones.

“Búsqueda de la reinserción”
Néstor (54) está procesado y cursará el 2º año de Sociología. “Empecé a estudiar para que esto no sea un tránsito temporal solamente”, manifestó, convencido.

Para él, estudiar “es la búsqueda de la reinserción, volver a sentirse parte de la sociedad y parte activa. No va a ser fácil, pero de esta forma se busca y se pide otra oportunidad”.

“Donde entra la educación bajan los niveles de conflictividad, hay mayor diálogo y se ocupa la mente. No sé si esto se ve afuera. El muro, lamentablemente, nos signa como hostiles para la sociedad”, agregó.

“Lo que muchos no saben es que acá la mayoría estamos ocupados durante el día y el tiempo que le podemos dar al estudio es igual de limitado que afuera”, recordó.

Antes de entrar a la cárcel, Néstor estudiaba Derecho. “Cuando entré, iba a seguir esa carrera hasta que hablé con una socióloga de acá y fue revelador para mí: quería comprender el porqué de los comportamientos sociales”, exclamó.

Testimonios

Ricardo (43)
Este año entró a Ciencias Políticas.
"En la calle no lo iba a hacer nunca. De esta forma puedo mostrarles a mis hijos los logros que tenemos y me siento orgulloso. Te da otra forma de pensar. Me da miedo la libertad. Acá, el tiempo se para pero afuera todo sigue”.

Diego (24)
Terminó 9º año como abanderado y ahora arranca 1º del Polimodal
"Vi que era una buena oportunidad y empecé a estudiar. Cuando estaba en la calle también terminé 7º grado como abanderado, pero era revago y no le daba bola”.

Enrique
Es parte de un Centro de capacitación de trabajo y es herrero.
"El oficio de cualquier índole también distrae, y se sale de acá con una profesión. Por más que uno sabe muchas cosas, siempre se aprende algo nuevo”.

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